viernes, 27 de octubre de 2006

Nadie depende de mí

No quiero oír en la radio que hablen solo de lo que pasa en la TV. No por nada rompí la mía de una patada hace un mes. Tal vez deba dejar la radio y volver a mis discos, pero los vinilos pasaron de moda al igual que mis botas y los posters de mi pieza. Claro que hace rato que no los veo pues ya no entro en la habitación. Ahora duermo en el sillón, frente a la mesita donde estaba la tele. También tiré el reloj de pared porque atrasaba, y no podía dormir tranquilo pensando que iba a llegar tarde a todas partes.
Pero como ya no salgo duermo todo lo que quiero. Hasta como lo que quiero, cuando hay qué comer. Yo sí puedo decir que las mañanas y las tardes son mías. Pero desde hace muy poco. Antes tenía que ir a trabajar.
Un día prendí la tele y vi que la fábrica quebró. Al otro día me llegó el telegrama de despido. Ya hace un mes, pero todavía me cuesta acostumbrarme. Por suerte vivo solo y nadie depende de mí.
Salvo por el gato… pero lo tiré junto con la tele.

E.M.B

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