viernes, 20 de octubre de 2006

Bendita democracia

Los latidos de mi corazón suenan tan raros que no parecen míos. Suenan raros y lentos. No sé bien dónde estoy y no recuerdo nada. Si me relajo un poco tal vez recuerde algo...
“Hubo un tiempo en que todo era mucho más simple pues te decían que hacer y cuando, y si no te gustaba, no lo hacías. Pero estabas fuera del sistema y por ende ya no eras útil. Ya no eras.
A menos que tuvieras amigos que estuvieran en otra y fueras vos también de los otros, pero si se daban cuenta, ya no eras.
Los discos de vinilo se rayan, pero no tan fácilmente como un disco compacto. Los tiempos cambian. Algunas cosas no. Los poderosos siguen arriba y los pobres abajo, pero ya no los desaparecen de mala manera, sino que los subsidian para que no sean tan pobres. Pero nunca se deja de ser “tan”, porque los precios siempre suben. Suben para el que siempre va a estar abajo. El que siempre pierde la apuesta. El que se juega la vida con un papelito en un cuarto oscuro. Pero muchos a eso no lo valoran y no les interesa. O no saben lo que costó obtener ese derecho. Sí, por más obligatorio que sea, es un derecho y debemos aprovecharlo de buena manera. Es por eso hijo mío, que te pido que el día que yo no esté, y te toque votar, lo hagas con la cabeza y con el corazón.”

Ahora, 40 años después, recuerdo estas palabras que yo mismo le dije a mi hijo cuando cumplió sus 15 años. Me gustaría decirle algo pero no puedo pues estoy en coma, internado en un hospital. Acaban de votar para ver si me desconectan del soporte vital y el voto de mi hijo es decisivo. Mi mujer voto por sí. Pero yo no me quiero ir, porque sé que puedo salir de esta, si no no estaría pensando estas cosas. No sé si mi consejo va a jugarme a favor o en contra. De todas formas no quiero que vote en blanco porque eso es de cobardes, y porque no creo que se pueda. Igual no me arrepiento de lo que dije ni de la vida que llevé.
Pobre pibe. Ya esta viejo, pero es mi nene, y no se merece pasar por esto, así que se la hago fácil y me las tomo solo. El dolor es fuerte y aunque salga, después va a ser difícil y ya estoy cansado. Espero que no me malinterprete o crea que no me acordé del consejo que le di. Es que los padres somos así. No podemos dejar de preocuparnos por ellos, los hijos. Los hijos que te votan en contra.
¡Hijo de tu madre!
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

E.M.B.

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