sábado, 18 de junio de 2011

El mismo rockanroll

Voy a seguir robando con el conejo, dirán algunos (y todavía falta). Junto a las manos y notebook de una futura blogger, un playmobyl (presumiblemente mayor de edad, por la barba) se encontró con el conejo y no resistió la tentación de probar el contenido de la botella misteriosa (no creo que sea sidra, parece que pega fuerte). 

¡Salud!

¡Quiero más!
Lamentablemente me quedé sin baterías en la cámara y no pude seguir documentando el hecho en imágenes; y no me animo a contar lo que pasó después. Sólo digamos que el señor de barba ya no la tiene, y que en el proceso de quitársela perdió también su peluca y cayó en una terrible depresión al descubrir que no tiene orejas. Lo bueno fue que el conejo se apiadó de él y le regaló las suyas. Las cosas que hace el alcohol...

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